Aunque el Barça evidenció de nuevo que cuando anda desnortado acaba entregando el marcador (1-2), a pesar de jugar con cierto criterio durante una hora, el Clásico reforzó a algunos jugadores azulgrana. Gavi, Fermín, Araujo, Christensen e Iñigo Martínez dieron ante el Madrid un paso adelante, que no fue suficiente para ganar pero sí resultó sintomático.

Gavi y Fermín, Fermín y Gavi. Los dos interiores se convirtieron en la mejor noticia del Barça en el Clásico. Una dupla que es presente pero que conjuga en futuro en un equipo donde prevalece una decidida apuesta por los jóvenes. Ante el Real Madrid, los canteranos brillaron por delante de un gris Vinicius, más entretenido en sus batallas extradeportivas, aunque poco pudieron hacer ante la portentosa efectividad de Bellingham.

Gavi (19) hizo de todo y casi todo bien. Impecable en defensa y decisivo en generar ataque. Controló a Bellingham hasta que la pericia del inglés le pudo. Fue de los azulgrana que más remató, de los que más ocasiones creó, de los que más pases bien completó, el que más y mejor encaró con efectividad y, sobre todo el que más balones recuperó. Ejerció con galones.

Fermín (20) demostró capacidad y aptitud para estar en el primer equipo. Calidad, ambición y compromiso. Probó el disparo con valentía y desinhibición y dio una asistencia precisa a Iñigo Martínez pero el remate del central impactó en el palo. Destacó como rematador, dando pases buenos en zona ofensiva y por los regates completados. Xavi volvió a elogiarle: “Tiene las condiciones perfectas para ser centrocampista del Barça y lo ha demostrado en un gran escenario”.

El técnico se aventuró a un sistema con tres centrales y los tres salieron reforzados, candidatos a titular en cualquier partido. Araujo (24) volvió a cubrir a Vinicius y sacó nota alta para frustración del brasileño. Batalló atrás y estuvo incluso cerca del gol, primero por un penalti incomprensiblemente no pitado de Tchouaméni y luego en un remate en el área tras un palo de Iñigo Martínez. Acabo de delantero y tuvo arrestos para probar algún centro.

El uruguayo estuvo bien secundado por Christensen (27) e Iñigo Martínez (32). El danés se fajó con su silenciosa autoridad. Lideró la zaga, abundó en la salida del balón e incluso se dañó para rebañar un peligroso balón. El vasco, titular por tercer encuentro seguido tras Athletic y Shakhtar, rindió con el oficio que pide este tipo de partidos. El infortunio le dejó clavado en el segundo gol del Madrid e incluso tuvo el 2-0 en la mano, pero el poste repelió su picado remate de cabeza

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